jueves, 5 de agosto de 2010

Chica de oro

TVE estrena la versión española del clásico americano y yo imagino a la alcaldesa de Gijón en un quinteto de pícaras maduras sabias.

Rebajo momentáneamente mi cabreo por la ceguera de RTVE al prescindir de sus profesionales veteranos y programas de producción propia, ante la excelente idea de reeditar en versión española la laureada serie americana “Chicas de oro”. Por cierto que esta comedia blanca, interpretada por Concha Velasco, Carmen Maura, Lola Herrera y Alicia Hermida, se compra a la productora de José Luis Moreno, que figura en la investigación sobre la trama de Jaume Matas. El caso es que este anuncio ha coincidido con el irse despidiendo de Paz Fernández Felgueroso y no he querido evitar la asociación de ideas.

Ignoro si nuestra primera edila tiene dotes interpretativas -me da que no- pero yo me la imagino haciendo de sí misma en un quinteto de pícaras maduras sabias, que es lo que son las chicas de oro. Mujeres que han bregado mucho en la vida, han dado y recibido tanto -bueno, malo y mediopensionista- y finalmente han apostado por un carpe diem sosegado que consiste en no olvidar, perdonar, reírse principalmente de sí mismas, comprender, no agobiarse si no se comprende, conformarse, exigir lo justo y disfrutar de la amistad y la vida.

Creo que la presidenta de nuestra corporación tiene algo a partes desiguales de la coquetería de Blanche, la franqueza con galones de Sophia, la ironía levemente amarga de Dorothy y la utopía vestida de ingenuidad de Rose. Lo que Paz –Peace en la versión americana, claro- aportaría sería el resultado de toda una trayectoria pública en clave femenina.

Desde la niña bien rojilla hasta la primera alcaldía femenina de Gijón, pasando por bufete propio de abogada, la Consejería de Industria en periodo de reconversión, la Secretaría de Estado de Asuntos Penitenciarios con ETA tras el cogote... Feminista, conversadora, escoltada, esposa, madre, abuela, amiga…

Daría la réplica a sus atribuladas compañeras de piso apelando a episodios de grata e ingrata memoria: el Gijón diverso, parque tecnológico, suelo industrial, zonas verdes, escuelas infantiles, el Botánico, el Acuario… pero también reveses judiciales, las cuentas de la cultura, Talaso con arquitectura de ambulatorio, dale al rascacielos en Poniente, que se va la arena y a saber qué pasó en Cabueñes.

Y ese gobernar el rebaño municipal plagado de ganas de hacer pero también de egos, y el rebaño ciudadano nunca satisfecho, y aguantar las ganas de decir con propios y contrarios.

No cabe duda, una auténtica chica de oro. Creo que toca sacarle partido desde esa nueva perspectiva. A ella y a las demás porque ¿qué sería de nuestra ciudad sin todas y cada una de nuestras chicas de oro?

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