jueves, 21 de enero de 2010

Resistencia

Los últimos datos del padrón municipal muestran la evidencia silenciosa de la longevidad femenina

"Les agotaremos con nuestra capacidad de resistencia", decía Mahatma Gandhi para explicar que es posible ganar batallas a base de empecinarse en no librarlas.

Resistir es consigna repetida frente a la enfermedad, la desgracia personal, la crisis... Consiste en mantenerse agarrada al mástil lo que dura la tormenta. Con los cinco sentidos, concentrada. Y es que la resistencia no es algo pasivo. La mayor parte de las veces es preciso estar activa incluso para olvidar a ratos que una está resistiendo. Porque la contemplación de la resistencia propia a veces es durilla. Pero, desde luego, todos practicamos ese deporte en una, varias o todas las esferas de nuestra vida. Es un instinto, sí, pero también una opción.

Ando dándole vueltas a esta cuestión a raíz de conocer los últimos datos del padrón municipal. Habitamos Gijón 280.534 personas. Analizo la tabla de distribución de la población por sexo y tramos de edad y me sorprende la evidencia silenciosa de la longevidad femenina.

Las cifras de gijonesas y gijoneses, tras mantenerse en aparente equilibrio de los 0 a los 50 años, empiezan a partir de ahí a distanciarse en unidades de centena y de millar -5.573 hombres frente a 7.009 mujeres entre los 70 y los 74 años, por ejemplo-, y sólo la frontera de los cien hace que baje la diferencia, más que nada porque son pocos los que han soplado tantas velas -15 gijoneses frente a 87 gijonesas-. Por encima de los 105 son pocas, y son ellas: 9.

Investigaciones médicas, psicológicas, antropológicas y sociológicas han ido dando explicaciones muy razonables al hecho de que las mujeres vivamos más que los hombres. Yo creo que todas se resumen en nuestra capacidad de resistencia. Un instinto que hemos ejercitado con fruición a lo largo de milenios. Por andar con los cachorros pegados literalmente a nosotras, por tener que tirar de todos los recursos posibles menos el de la fuerza. Somos corredoras de fondo.

Lo hemos grabado en nuestro ADN, nos hemos ido pariendo resistentes porque las resistentes parían más. Sorprende ver que la Naturaleza ha ido respondiendo con acciones correctoras -nacen más niños que niñas- y me divierte pensar que es todo un reconocimiento a nuestra férrea obstinación por aguantar el tipo.

Ejemplos heroicos de resistencia en Haití; ejercicio diario y anónimo de resistencia ante la crisis; y esas resistencias que una protagoniza y alienta en otros, al cabo de los días. Quizá no siempre debiéramos resistir pero es indudable que, gracias a haberlo hecho sistemáticamente, hemos llegado hasta aquí. Y aquí seguimos.

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